Salinas de Armallá (Guadalajara, Castilla la Mancha)
- PÁGINA ELECTRÓNICA: https://www.ayuntamiento.org/tierzo.htm https://www.ayuntamiento-espana.es/ayuntamiento-tierzo.html
- DIRECCIÓN: Plaza Mayor, 1 19390 (Ayto. de Tierzo). Acceso A-II N-211 CM-210
- CORREO ELECTRÓNICO: tierzo@local.jccm.es
- TELÉFONO: 949831625 (Ayto. de Tierzo)
Las Salinas de Armallá se encuentran en el municipio de Tierzo, y son atravesadas por la carretera que va de Molina de Aragón a Checa, en la provincia de Guadalajara. Aunque utilizadas por los celtíberos y después por los romanos (se han encontrado restos de esta época en la zona) parece ser que fueron los árabes quienes comenzaron la explotación directa de la sal. Mina de sal, en árabe clásico se dice mandin al-mallaha y de ahí puede derivar el “de Armallá” que hoy conocemos. La red de fortificaciones establecida por los musulmanes necesitaba el suministro regular de sal ya que era indispensable para conservar y almacenar alimentos en caso de que el lugar fuera sitiado. En el Fuero de Molina, a mediados del siglo XII, se hace mención a estas Salinas aunque su momento de gloria – en producción y valor- tuvo lugar entre los siglos XIII y XVI. En el XVIII, durante el reinado de Carlos III, se realizaron importantes mejoras en las instalaciones de las salinas. El resultado es el conjunto que hoy en día se puede contemplar.
Las Salinas de Armallá (o Almallá según diversas fuentes) se sitúan en medio del Parque Natural del Alto Tajo, a aproximadamente 15 kilómetros de Molina de Aragón. Se ubican en el inicio de la fértil Vega de Arias, pequeño valle excavado por el río Bullones. El recinto de las Salinas está comprendido por el molino mediante el cual se captaba el agua del manantial salino, el depósito de concentración y las eras de secado. Todo este conjunto estaba cerrado por un muro con un único acceso. Al lado del mismo se encuentra la casa del administrador y al otro lado de la carretera el alfolí, lugar en el que se almacenaba la sal. Se trata de un bonito edificio del siglo XVIII con un amplio porche porticado que era donde se descargaba la sal. El contacto de ésta con la madera le ha conferido una peculiar textura aterciopelada.